Desde hace mucho tiempo existe la necesidad de adquirir préstamos, para sobrellevar cargas económicas, y en muchas de las empresas se creó el ahorro programado, por medio de los cuales se financiaban las celebraciones o fiestas de la empresa. Ante el desarrollo económico, nació el intercambio financiero (1841 – 1870) y con este, la transferencia de fondos y el otorgamiento de créditos, que se creó por la necesidad de muchos inversionistas que deseaban ampliar su capital. Muchas empresas crearon los fondos de empleados que anteriormente se les conocía con el nombre de Natilleras o cadenas de ahorro, y legalmente se constituyeron en junio de 1989, mediante el decreto 1481 y la superintendencia de la economía solidaria por medio de la ley 454 de 1998. Estos fondos llegaron ofreciendo servicios como: ahorro recibido directamente de los asociados, los créditos, excedentes que se reinvertirían para el beneficio común. Estos fondos tienen ventajas frente a las demás entidades en cuanto a las tasas de interés y los créditos otorgados, ya que son administrados por los mismos asociados.